Pardiez ¿qué ocurriome?

Distinto escribo hoy ya que anoche llegóse una extraña musa a mi vera y entre requiebro y revolcón me dio tiempo a disponer esta humilde entrada, va por vos.

Llegóme hoy con mi corcel, y caracoleando al pie de la escalinata del Cortefiél, de mi montura bajome con tan buen pie que magnifico excremento de can pisé. Pardiez, a estas horas y la plaza sin barrer, dije con ira mientras contra el suelo mi pie refregaba, pero joven era el día y otras aventuras me deparaba. Tras comprar mercancías, a la salida, encontreme espectáculo horrendo.

Acercome raudo a mi penco que un municipal miraba, quedeme mudado y quieto ante el acero herrumbroso que el sudoroso mancebo a mi montura enganchaba mientras sus ojos decían a este hidalgo inquieto yo se la meto.

Favor, piedad, pedí galan, no por mi hacienda o vida, sino por mi montura que ya levantaba la grúa, más el gañan no atendía y con sorna y gusto ya del suelo izaba mi montura más amada.

Quejoso, triste y lloroso quedeme en la plaza quieto mientras veía alejarse la grupa de mi corcel en tanto mi mente pensaba…ahí os empalen cual pavo para asar y en la acometida le tiemble el pulso y os dejen dos ojetes para cagar.