Que lo sepas.

Desde que te conocí me pareciste alguien especial, una persona íntegra, trabajadora, inteligente, de esas que encuentras pocas, de las que merece la pena ser amigo. Con el tiempo te fui conociendo más y más, fui comprendiendo el porqué de muchas cosas, fui analizándote, desde la distancia, y cada vez que estábamos cerca se iba haciendo más grande mi admiración, mi respeto, mi cariño. Te convertiste en algo más profundo que una amiga, o quizá te convertiste en lo que realmente es una amiga, y empecé a sentir envidia de tu compañero, envidia sana y tristeza por ti. Te vi intentando convertirte en mariposa, en la mariposa que se esperaban o que querían tener, no porque no lo fueras, que lo eras y lo sigues siendo, pero tu pensabas que no y no te dabas cuenta que lo eras y mucho más bella que lo que querías ser. La belleza puede estar en cualquier parte y no tiene que ser deslumbrante a los ojos, tiene que serlo al corazón. Hoy te he visto derrotada, tríste, llorosa y me he sentido mal, y todavía peor cuando te he tenido que dejar para ir a trabajar. Solo puedo decirte, que para mí, eres más que una mariposa, ERES MI AMIGA.