Cuando el alma muere.

>> sábado, 27 de diciembre de 2008

María estaba triste, decaída, llevaba muchos días así, su mente era un torbellino de recuerdos, de historias vividas, de sentimientos callados, pero ahora todo le parecía falso, se sentía actriz, más bien títere, ahora todos esos recuerdos solo eran dolores intensos, de esos que el tiempo cura, pero aún no había transcurrido el necesario, a su mente llegaban preguntas, algunas tontas, otras obvias pero todas ellas carentes de respuesta….preguntas, preguntas, preguntas….el tiempo le daría la respuesta a cada una de ellas pero las quería ya, las necesitaba ahora, no conseguía encajar las piezas de su puzle, de ese que todos tenemos en la cabeza. Se preguntaba cómo alguien es capaz de hacer daño a otra persona a sabiendas de que lo está haciendo, sin ánimo de sacar provecho, solo por el mero hecho de hacer daño, como alguien es capaz de tirar por tierra ilusiones, proyectos…sabía que su corazón ya estaba roto, sabía que solo quedaba un fantasma de lo que hubo, una mueca amarga donde antes hubo alegría. El golpe había sido demoledor pero quiso volver a ver su cara, quería ver si llegaba a intuir un atisbo de arrepentimiento, de dolor, de añoranza….de amor. Quedaron en un café, no quería sitios sin gente, no se fiaba de él pero tampoco de sus propios sentimientos, acudió con una prisa que no entendía, su corazón le decía que allí estaba el hombre de su vida, pero por otro lado su cabeza le decía que todo era perder el tiempo, lo habían hablado hasta la saciedad durante mucho tiempo, él decía entender, comprender, que nadie le había hecho ver la vida así, que cambiaria, le decía lo que ella esperaba oír, pero en el fondo nunca llego ni a entender ni a comprender, no quería hacerlo.

Se sentaron en la barra, no quería mesas alejadas pero pese a que la cafetería estaba llena, seguía teniendo miedo….al verlo sus piernas temblaron, un temblor que fue creciendo, llegó a sus manos y para que no lo notara decidió no tomar nada, se sentó y esperó a que dijera algo, en el silencio lo miraba tras las gafas de sol, eran su muro, su cobijo, escrutaba sus gestos, sus ojos, esos ojos en los que creyó ver amor alguna vez, esos ojos que sabía leer, pero en los que solo había una sonrisa falsa, una sonrisa que no decía nada, eran los de un ser vacio, miró a esos ojos que antaño amó, miró leyendo lo que ellos decían y se quedó helada, un segundo le bastó para ver que ni sabía ni sabría jamás, un segundo fue suficiente para ver lo que siempre vio y nunca creyó, un segundo bastó para saber que el fuego jamás será agua, porque quiere ser fuego y la naturaleza no le dejará ser agua, un segundo para ver el futuro, un futuro que le hizo estremecer, un futuro en el que jamás estaría porque ni quería ni podía estar, un futuro sin futuro, un futuro en compañía de la soledad.

Se levantó del taburete, salió de la cafetería y sin volver la vista atrás caminó calle abajo, alejándose de allí, alejándose de lo que creía sería su amor imborrable, no era ese cuerpo que quedaba atrás, era el que ella se había creado en su cabeza, pese a ser un sueño, a ese no dejaría de amarlo mientras viviera, notó que los pedazos de su corazón se deshacían en polvo y el viento frio de la tarde los dispersaba en el aire y se dijo: hoy he visto la muerte de mi alma, he ido a sabiendas de que iba a verla, quizá quería engañarme, pero he sido testigo en primera persona, no ha habido ninguna mano que me retuviera. Quizá necesitaba que muriera para renacer. Espero que hoy sea el primer día de mi vida.

7 Pasearon y charlamos:

Andrea 27 de diciembre de 2008, 23:55  

Vaya, tu post me ha tocado de cerca. Tal vez mañana me sienta como María, pero mi alma no morirá, solo caerá para volver a levantarse con más fuerza espero.
Un beso.

LA CALLE VACÍA 28 de diciembre de 2008, 0:23  

Que así sea, otro para ti.

niña mutante 28 de diciembre de 2008, 5:13  

buuuuuuuuuuuaaaaaaaaaaaaaaaaa

porque
pobre la maria..

a que la sufridera por el amors
pero en verdad existira otra forma de sufrir?
ademas, quien sera la valiente (que levante su manita ), que no ha sufrido como esta pobre. la mia permanece abajo..

que bonito escribe
verda de Dios..

abrazos mutantes.

LA CALLE VACÍA 28 de diciembre de 2008, 12:32  

Todos somos Maria alguna vez, yo soy Maria, otro abrazo para ti niña M, gracias por visitarme.

Anónimo 28 de diciembre de 2008, 14:00  

Uy este año fui Maria, pr luego empezó el resto de mi vida.. espero q para ella tb.. besos grandes

Anónimo 29 de diciembre de 2008, 9:49  

conmovedor... quién no se ha sentido María alguna vez?!!

Anónimo 2 de mayo de 2010, 16:55  

hola .quizas maria nunca supo ver el daño q ella hizo,en esta vida hay que ver las cosas de ambos lados, quizas maria fue demasiado egoista quizas queria que las piezas de su puzle encajaran a la perfeccion y en la vida hay que ariesgarse para conseguir lo que uno quiere. a veces uno no puede retener a alguien aun a sabiendas de amarlo porque quizas intuye q nunca será suyo q hay muchas csas por encima del amor y quizas demasiados intereses. yo e amado y sé que cuando uno ama de verdd, ama por encima de todo.quizas a maria no la retuvieron, no porque no la amaran sino porque la amaban demasiado. UNA MARIA

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