Se terminó lo bueno.

Ya estoy aquí, tras 2000Km a la espalda, pese a lloros y tristezas casi casi mortales, he vuelto. Como lo prometido es deuda, vamos a empezar a dar la tabarra del viaje, con sus fotos y explicaciones, ha sido mu potito, me he puesto como el kiko de fua y he recordado mi anterior estancia por esos lares, allá por el 1981 donde lo único que me preocupaba era pasarlo bien, las macizas de clase y hacer el chorras, este no ha sido distinto...bueno lo de las macizas si ;) y lo de hacer el chorras...bueno...no he hecho la croqueta en la duna porque me daba reparo tirarme duna abajo para rebozarme en la arena, 40 tacos te empiezan a frenar en cosas y la verdad hacía un frio de pelotas como para después desvestirme para sacar la arena.

La primera foto es de Sarlat, si vais, poner en el navegador "Sarlat-la Caneda" porque yo solo puse Sarlat y me mando a una casa perdida en medio de la montaña, ni pueblo ni nada, solo una casa, ¡¡¡unaaaaaaaas curvas!!! Una hora de ir hasta la mieeeerda la casa y otra para llegar de allí a Sarlat...pero bueno, vi paisaje, precioso por cierto. Sarlat está al sudeste de la provincia de la Dordogne, en el Périgord Negro. Surcado por los ríos Dordogne y Vézère, es una región con matices mágicos. Posee un patrimonio arquitectónico excepcional, sus casas y calles guardan el aroma de los siglos que sus habitantes han sabido mantener y cuidar. Sus construcciones medievales y su catedral hacen que esta ciudad tenga un carácter especial, como podéis ver en la foto. Sus comercios, casi todos por no decir todos, son de productos gastronómicos de la tierra, estos son: el pato, la oca y las trufas. Como podréis adivinar me puse morao de sus productos.

La segunda tercera y cuarta fotos son de Le dune du Pyla, es una duna que tiene una altura media de 107m, que parece poco pero para que tengais una idea aproximada, una casa de 9 plantas viene a tener unos 35 m. Para subir hay unas escaleras que llegan a mitad de duna, luego apáñatelas como puedas, parece fácil pero en cuanto desparecen las escaleras, a cada paso, te hundes hasta la rodilla...entonces es cuando piensas si merecerá la pena subir…pues sí, merece la pena, ¡como me entere qué vais hasta allí y no subís...os doy una colleja!, desde arriba se ve un espectáculo único, el atlántico y unas islas que no son otra cosa que la duna en su avance desde el fondo del mar hacia la tierra, a una velocidad de 3 metros al año se va tragando de forma inexorable el bosque de las Landas, bosque que veis en una de las fotos y cuyos arboles tienen una altura de más de veinte metros. Para no alargarme más, os diré que pese a subir con cuidadin y bajar con el mismo, a la bajada teía arena suficiente, en los pies y los bolsillos, para construirme un chalet. La tercera foto es lo que podeis ver desde arriba de la duna, a un lado el bosque de las Landas y al otro el Atlántico, en la cuarta foto.

Aparte de visitar Arcachón y Sarlat, también estuve en Perigueux, allí pase de pequeño un tiempo, lo recuerdo precioso y con momentos que no se borrarán, es una bella ciudad, de esas que invitan a pasearla, recorrerla con tranquilidad, su catedral declarada patrimonio mundial por la UNESCO es digna de ver.

Al final no entré en Burdeos y pasé a Dax y de ahí, derechito a Biarritz donde encontré un hotel de esos con encanto, chiquitito, coqueto y con poquitas habitaciones donde el trato es más personalizado. Por la mañana, antes de que la ciudad despertara, como me gusta hacer, me fui a dar una vueltecita, a hacer fotos y a desayunar , de allí es la sexta foto. El mar desde la esquina del hotel du Palais.

Como esto de los viajes es bonito para el que los vive y una castaña para el que recibe el tostón de escuchar la batallita, pues eso, con las afotos creo que ya es suficiente y con el coñazo de lo que os he contado creo que ya he abusado suficiente de vosotros, eso si, como me encantan las fotos iré poniendo más.