Como lo cuento, palabrita.
>> lunes, 10 de noviembre de 2008
Recuerdo una de esas escapadas en las que me encanta subir a San Sebastián, siempre que puedo voy allí, me gusta su clima, sus calles y su gastronomía. Después de una estupenda cena en el Kaia, volví al hotel, esa vez había ido al Palacio de Aiete, y al poco ya estaba en otro mundo, soñando con Catherine Zeta-Jones en la película La terminal, cuando noto golpecitos en la puerta, eran golpecitos suaves, una especie de quiero y no puedo, lo primero que pensé es, aquí está la Jones, mi sueño se hace realidad. Pero al tomar consciencia de que los sueños son eso, sueños, seguí en la cama intentando volver a dormir, en esas estaba cuando vuelvo a oír los ruiditos y me digo: pues mira, que no era un sueño, que aquí tienes a esa jaca. Me levanto en gayumbos, abro la puerta, y la oscuridad del pasillo me invade, no hay nadie,los cataplines se me han metido tan pa dentro que parezco la Nanci. No sé porqué ponen esos chismes que encienden las luces cuando te mueves, pero la luz está apagada, lo que indica que no hay nadie, ni se ha movido nadie……mal rollo, ¿habrá fantasmas en este palacio?, no puede ser es un edificio nuevo. Miro para abajo no sea algún bicho, que ya es lo que me faltaría y no, no hay nada. Cierro y vuelvo a la cama con un poquito de mala leche pensando que ya no alcanzo el vuelo y, a estas horas, Cati estará volando con cualquiera que no tenga un jodio tambor por puerta.
Me vuelvo a tapar y otra vez están ahí los dichosos golpecitos, estoy seguro que son en mi puerta y vuelvo a abrirla con un poquito de canguelo y bastante mala leche, salgo y la luz se enciende, miro a ambos lados, nada a estribor y nada a babo………¡¡jooder, que hay un tío en pelotas!!, nada de la Jones, sino un tío en pelota picada, trentaytantos, rubio y medio agachado, casi podría decir medio derretido contra la puerta de la habitación contigua, tapándose las vergüenzas con una mano y saludando con la otra. Lo miro…, me mira…, cierro la puerta y vuelvo a la cama pensando que estoy en un sueño, esto no puede ser real. No llego a tumbarme, de nuevo los golpecitos en la puerta, esta vez ya me he despejado y salgo encendido, abro y le digo: creo que te confundes colega, no he pedido compañía de nadie y menos de un tío y como vuelvas a tocar la jodia puerta te visto a leches, el solo articula un bsbsbsbsbsbbsbs…, que no logro casi ni oír. Le digo que qué quiere, intentando retenerme, y él, en güachi güachi, dice algo un poquito más alto, que al no entender, no hace sino encenderme más aún. Como yo estoy que me subo por las paredes y el sigue derritiéndose en la puerta, salgo al pasillo, y en calzoncillos, bajo a recepción a ver si esto es un extra del hotel o una cámara oculta. El de recepción se queda pastao al verme bajar por la escalera, pero aún más al decirle que tengo a un guiri en pelotas en la puerta, sin tiempo a que se recobre doy media vuelta y vuelvo a subir, entro en mi habitación y con sonoro portazo cierro.
A la mañana siguiente me entero, en recepción, que el guiri había sido expulsado de su habitación por su mujer y me como las uñas porque no hubiera sido al revés, mientras pienso que el chorrafloja este, mal tenía que hacer las cosas para que lo sacaran de la habitación sin tiempo de coger ni los calcetines. No vuelvo a ese hotel, que solo sacan tíos en pelotas al pasillo.
Me vuelvo a tapar y otra vez están ahí los dichosos golpecitos, estoy seguro que son en mi puerta y vuelvo a abrirla con un poquito de canguelo y bastante mala leche, salgo y la luz se enciende, miro a ambos lados, nada a estribor y nada a babo………¡¡jooder, que hay un tío en pelotas!!, nada de la Jones, sino un tío en pelota picada, trentaytantos, rubio y medio agachado, casi podría decir medio derretido contra la puerta de la habitación contigua, tapándose las vergüenzas con una mano y saludando con la otra. Lo miro…, me mira…, cierro la puerta y vuelvo a la cama pensando que estoy en un sueño, esto no puede ser real. No llego a tumbarme, de nuevo los golpecitos en la puerta, esta vez ya me he despejado y salgo encendido, abro y le digo: creo que te confundes colega, no he pedido compañía de nadie y menos de un tío y como vuelvas a tocar la jodia puerta te visto a leches, el solo articula un bsbsbsbsbsbbsbs…, que no logro casi ni oír. Le digo que qué quiere, intentando retenerme, y él, en güachi güachi, dice algo un poquito más alto, que al no entender, no hace sino encenderme más aún. Como yo estoy que me subo por las paredes y el sigue derritiéndose en la puerta, salgo al pasillo, y en calzoncillos, bajo a recepción a ver si esto es un extra del hotel o una cámara oculta. El de recepción se queda pastao al verme bajar por la escalera, pero aún más al decirle que tengo a un guiri en pelotas en la puerta, sin tiempo a que se recobre doy media vuelta y vuelvo a subir, entro en mi habitación y con sonoro portazo cierro.
A la mañana siguiente me entero, en recepción, que el guiri había sido expulsado de su habitación por su mujer y me como las uñas porque no hubiera sido al revés, mientras pienso que el chorrafloja este, mal tenía que hacer las cosas para que lo sacaran de la habitación sin tiempo de coger ni los calcetines. No vuelvo a ese hotel, que solo sacan tíos en pelotas al pasillo.
0 Pasearon y charlamos:
Publicar un comentario