Mi padre y Rafa Nadal.
>> miércoles, 5 de noviembre de 2008
Recuerdo una vez, solo una, en la que mi padre me soltó un bofetón, no negaré que me lo merecí. Pongámonos en situación: yo, octavo de EGB, estudiante regular, finales de junio, las notas en la entrada de casa y por desgracia para mi, las preguntas de tres asignaturas no correspondían con lo que el libro y la profesora habían explicado. Vi venir a mi padre por el pasillo, como ya había gastado todas las excusas imaginables a lo largo del curso (esta evaluación me he descuidado…, la siguiente me irá mejor…, me puse nervioso en el examen…, don menganito me tiene manía, ….), creí que debía romper el hielo y conforme mi padre se acercaba, con la única intención de pedirme explicaciones, me puse a cantarle la canción de un anuncio de aquellos años, era el de Codorníu y decía “por fin llegó la cosechaaaaaa, ¡¡¡por fin llegó la cosecha venga alegría venga la fiestaaaaaaa!!!” . No llegué a lo de la fiesta y eso que era lo más alegre de la canción, mi padre decidió introducir un ruido de tambor y me calzó soberano drive o golpe de derecha que para él lo quisiera Rafa Nadal. No sé porqué cuento esto, me ha venido a la cabeza esta mañana cuando salía de tomarme un cortadito y he visto a un crio tirado en el suelo con un choto del 15 porque su madre no le quería comprar chuches…
Siesque la mente es mu rara y más la mía desde aquel día.
Siesque la mente es mu rara y más la mía desde aquel día.
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